Los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) a menudo enfrentan desafíos significativos en el entorno educativo.
Las dificultades de comportamiento o conductas perturbadoras que muestran en el aula suelen ser manifestaciones directas de la sintomatología propia del TDAH, caracterizada por la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad.
Estos síntomas pueden interferir con su capacidad para concentrarse en las tareas, seguir instrucciones y mantener una conducta apropiada en el entorno escolar.
Sin embargo, es fundamental comprender que estos desafíos no definen la totalidad del niño o niña con TDAH.
Con el enfoque y las estrategias adecuadas, es posible ayudarles a desarrollar habilidades de autocontrol emocional y gestionar de manera efectiva sus impulsos y emociones.
En este blog, exploraremos en profundidad la técnica de la Tortuga como una herramienta efectiva para ayudar a los niños con TDAH a desarrollar habilidades de autocontrol emocional.
A través de la práctica de esta técnica, los/as peques no solo aprenden a controlar sus impulsos, sino que también fortalecen su capacidad para enfrentar los desafíos con calma y confianza, mejorando así su experiencia educativa y su bienestar general.
- ¿Qué es la técnica de la tortura?
- Fases de la técnica de la tortuga
- Actividades y juegos para reforzar la técnica de la tortuga
¿Qué es la técnica de la Tortuga?
Esta técnica se inspira en el comportamiento de la tortuga, que se esconde en su caparazón cuando percibe una amenaza.
Se enseña a los niños y niñas a recurrir a su “caparazón imaginario” cuando se enfrentan a situaciones que desencadenan impulsos y emociones que no pueden controlar ante estímulos del entorno.
Para poner en práctica esta técnica, se empieza por identificar claramente las conductas disruptivas que se desea tratar. Se sugiere llevar un registro de estas conductas para poder observarlas fácilmente y distinguirlas dentro del repertorio de comportamiento del alumno o alumna.
Es recomendable dedicar un tiempo diario de unos 15 minutos para practicar la técnica, preferiblemente en un momento fijo del día, como un descanso entre actividades académicas.
Cuando se menciona la palabra clave “Tortuga”, el niño o niña debe responder adecuadamente.
Es fundamental tener en cuenta los siguientes aspectos al enseñar esta técnica:
- Respirar para encontrar calma.
- Reflexionar sobre sus sentimientos y comprender por qué se siente de esa manera.
- Buscar una solución para abordar el conflicto o gestionar la emoción una vez que haya superado la situación estresante.
La edad recomendada para enseñar técnica de la tortuga es la etapa preescolar y de educación primaria. Aunque es una técnica que en su inicio está pensada para la escuela, puede adaptarse y enseñarse dentro del seno familiar
Fases de la técnica de la Tortuga
Podemos dividir esta técnica en 3 fases:
FASE 1: Historia Inicial
Se narra una historia que ilustra cómo la Tortuga utiliza su caparazón para controlar sus emociones. Esto sirve de introducción y motivación para el niño o niña.
Había una vez una pequeña tortuga llamada Pequeña Tortuga, que tenía 4 años y acababa de empezar el colegio. A Pequeña Tortuga no le gustaba ir a la escuela, prefería quedarse en casa jugando. Hacer las tareas y escuchar al profesor le resultaba aburrido, y a menudo se metía en problemas por hacer ruidos y bromas.
Un día, cuando se sentía especialmente mal, encontró a una tortuga muy vieja y grande, con más de trescientos años. La vieja tortuga, con una voz amable, le dijo: “¿Sabes que la solución a tus problemas está contigo? ¡Tu caparazón! Puedes esconderte en él siempre que sientas rabia o ganas de gritar. Así, podrás calmarte antes de reaccionar.”
A Pequeña Tortuga le gustó la idea y decidió probarla en la escuela. Al día siguiente, cuando un niño la golpeó accidentalmente, se enfadó. Pero recordó el consejo de la vieja tortuga, se replegó en su caparazón imaginario y esperó hasta calmarse. Se dio cuenta de lo bien que se sentía y vio a su profesora sonriéndole con orgullo.
Desde entonces, siempre que algo la molestaba, usaba su caparazón para calmarse. Esto la hizo sentir más feliz y todos sus compañeros admiraban su mágico secreto.
FASE 2: Práctica en Grupo
Después de la historia, toda la clase práctica la técnica siguiendo la actuación del docente.
Se realizan ejercicios en los que se simulan situaciones de conflicto y se practica la respuesta de la Tortuga de manera repetida hasta que todos los estudiantes la dominen.
Por ejemplo, el/a profesor/a puede decir: “Imaginaros que estoy muy enfadado porque Pedro me quitó mi lápiz. Podría gritarle, pero en lugar de eso, voy a hacer la Tortuga. Pongo mis brazos y mis piernas cerrando mi cuerpo, inclino mi cabeza y apoyo mi barbilla en el pecho, y digo ‘Tortuga’.”
En este momento, el/a profe hace una pausa y permanece en silencio. Luego, mientras sigue en la misma posición, dice: “Es tan agradable estar en mi concha que se me pasa el enfado.”
El/a docente pide a la clase que imaginen escenas similares y que todos practiquen la Tortuga. Esta secuencia se repite de 5 a 10 veces hasta asegurarse de que todos/as han aprendido la técnica.
Para hacer la práctica más interactiva y divertida, el/la puede convertirla en un juego. Explica a los niños y niñas que te pondrás de espaldas y que, cuando te gires y digas “Tortuga”, toda la clase deberá realizar la técnica
Los/as alumnos/as que realicen correctamente la técnica serán elogiados/as con pequeñas recompensas.
FASE 3: Práctica Individual
Se trabaja individualmente con cada niño o niña, planteándoles situaciones problemáticas y reforzando positivamente sus respuestas.
El objetivo es asegurarse de que cada estudiante pueda aplicar la técnica de la Tortuga de manera efectiva en sus propias circunstancias.
El/a profe se sienta con cada niño o niña y plantea situaciones que suelen generar conflictos en la clase.
Por ejemplo, podría decir: “Imagina que estás construyendo una torre de bloques y un compañero accidentalmente la derriba. ¿Cómo te sientes? ¿Qué puedes hacer para calmarte?” El/la niño/a debe responder usando la técnica de la Tortuga: cruzando los brazos y piernas, inclinando la cabeza y diciendo “Tortuga”.
Después de que realice la técnica correctamente, el/la profe lo/a elogia y refuerza positivamente, diciendo algo como: “¡Muy bien! Lo hiciste perfecto, tomaste un momento para calmarte y no reaccionaste impulsivamente. Estoy muy orgulloso/a de ti.”
La clase también participa en el refuerzo positivo. Tras cada práctica individual de la técnica, es importante animar a los/as demás estudiantes a aplaudir y reconocer el esfuerzo de su compañero/a. Esto no solo refuerza el comportamiento positivo del/a que realizó la técnica, sino que también fomenta un ambiente de apoyo y colaboración en el aula.
Para los/as peques que tienen dificultades especiales para controlar sus impulsos, el/a tutor/a puede emplear recompensas tangibles, como pegatinas, pequeños juguetes o dulces. Por ejemplo, podría explicarles: “Cada vez que apliques correctamente la técnica de la Tortuga, recibirás una estrella. Cuando acumules cinco estrellas, podrás seleccionar un premio del cofre de recompensas.”
Al final del día o de la semana, el/a profe revisará con la clase los momentos en que usaron la técnica de la Tortuga, resaltando los éxitos y alentando a los estudiantes a compartir cómo se sintieron y cómo les ayudó la técnica.
Esto fortalecerá la idea de que la técnica es efectiva y valiosa, y motivará a los/as estudiantes a continuar utilizándola.
Actividades y juegos para reforzar la técnica de la tortuga
Juego de roles: Organiza sesiones de juego de roles donde los niños puedan practicar la técnica de la Tortuga en diferentes situaciones. Por ejemplo, pueden simular un conflicto en el patio de recreo o una discusión en el aula, y practicar cómo usar la técnica para calmarse y resolver pacíficamente la situación.
Dibujos para colorear: Crea hojas de dibujos para colorear con imágenes relacionadas con la Tortuga y el autocontrol emocional. Los/as niños/as pueden colorear estas imágenes mientras aprenden sobre la técnica y reflexionan sobre cómo pueden aplicarla en su propia vida.
Carrera de la Tortuga: Organiza una actividad al aire libre donde los niños puedan participar en una “carrera de la Tortuga“.
En esta carrera, deben moverse lentamente y con cuidado, como lo haría una tortuga, mientras practican la respiración profunda y la calma interior. Esta actividad no solo es divertida, sino que también refuerza la idea de que tomarse su tiempo puede ayudarles a controlar sus emociones.
Relajación guiada: Dedica un tiempo en clase a practicar ejercicios de relajación guiada. Puedes encontrar recursos en línea, como videos o grabaciones de audio, que guíen a los niños a través de ejercicios de respiración profunda y relajación muscular. Estos ejercicios pueden ayudarlos/as a aprender a calmar sus mentes y cuerpos cuando se sienten abrumados por emociones intensas.
Construcción de un “Caparazón”: Anímalos/as a crear su propio “caparazón” como una actividad creativa.
Pueden usar materiales como cartón, papel maché o arcilla para construir un caparazón que puedan llevar consigo como recordatorio visual de la técnica de la Tortuga.
Este proyecto les ayudará a sentirse más conectados con la técnica y les recordará la importancia de encontrar un lugar seguro y tranquilo cuando se sientan abrumados por sus emociones.
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Juntos, podemos crear entornos educativos que sean acogedores, inclusivos y enriquecedores para todos. ¡No te pierdas esta oportunidad de marcar la diferencia en la vida de los niños y niñas con TDAH!
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